En este momento estás viendo CABRA LO TIENE TODO

CABRA LO TIENE TODO

En el Centro Geográfico de Andalucía y en pleno Parque Natural de las Sierras Subbéticas, se encuentra Cabra, Ciudad con gran patrimonio monumental, en su mayoría procedente del barroco, tradiciones y fiestas, custodiada por sierras, manantiales y parajes naturales de gran relevancia.

Debido a su situación geográfica, y su red de alojamientos que van desde las más equipadas casas rurales hasta los hoteles de tres y cuatro estrellas, Cabra se convierte en un punto de partida inmejorable para conocer Andalucía, pues la playa, el ocio y el turismo monumental nos esperan a una media de una hora de esta ciudad del sur de Córdoba. Descansando en un lugar privilegiado, de noches apacibles y divertidas y con gentes que te sorprenderán por su hospitalidad y agrado.

Nos encontramos en una ciudad en la que la esplendidez del clima, los vientos en general del sur y suroeste casi siempre suaves. la sucesión de huertas, los blancos caseríos, el verde claro de los extensos olivares, la policromía de tantos jardines, pues por todas partes se halla rodeada por flores, se convierten en atractivos naturales que nos invitan a conocerla.

Si nos damos un paseo por Cabra podemos ir desde el parque dedicado a Alcántara Romero, también conocido como “Cabeza de Hierro” por su gran tesón en conseguir mejoras para la ciudad, hasta la calle don Antonio Povedano que nos llevará a la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, la cual cuenta con un importante patrimonio pictórico digno de admirar.

También podemos, tras beber agua en la fuente del parque, bajar por la calle Pepita Jiménez hasta la plaza de Aguilar y Eslava, muy animada gracias al ir y venir de los jóvenes estudiantes del Instituto. Centro fundado en 1679, en cuyo edificio se encuentra el Museo Aguilar y eslava y el Museo de la Pasión, referente sindonológico en España.

En dirección a la plaza de España muchas casas blasonadas nos salen al paso, por Santa Ana, Juan Valera, Enrique de las Morenas… cualquiera de estas calles es válida para seguir encontrando estos detalles.

En la calle Martin Belda destaca el edificio de la Casa de la Cultura, antiguo Banco de España, donde actualmente se ubica el Museo Arqueológico y la Biblioteca Municipal.

Por la avenida José Solís llegamos a la casa natal de D. Juan Valera, donde hoy se encuentra el Conservatorio de Música. Si continuamos nuestro caminar por esta avenida, llegaremos hasta la Plaza Vieja, cruce de caminos e inicio de la parte más antigua de la ciudad. Desde ella divisamos la calle José de Silvaque nos lleva a la Iglesia de San Juan de Dios, capilla del antiguo convento de la Orden. Por esta calle y haciendo esquina con la calle Cervantes, se ubica el “Circulo de la Amistad”, por el cual no ha pasado el tiempo, parece que por sus pasillos pudiera aparecer en cualquier momento D.Luis, el feliz marido de Pepita Jiménez, protagonista de la obra valeriana. 

En un azulejo dedicado al autor, don Juan Valera, que se encuentra en el patio del recinto, podemos leer una maravillosa descripción de la casa casi plenamente ajustada a la realidad que en nuestros días podemos observar allí.

Volviendo a la Plaza Vieja, iniciamos otra vía de ese cruce de caminos. Nuestra mirada se deleitará ante el hermoso jardín que arropa la cuesta de la calle Mayor, la cual nos lleva hasta el Castillo de los Condes de Cabra, con su Torre del Homenaje. Construido sobre una fortaleza romana en época árabe, este castillo formaba parte de las antiguas murallas y albergó el Palacio de las Condes de Cabra. Más tarde fue convento de capuchinos y hoy lugar de enseñanza de las Madres Escolapias.

En la cuesta, sujeta a una columna, podemos ver a “‘Tizona“, antigua espada del Cid, bajo ella reza la siguiente leyenda: “Por su gesta ante este castillo, moros y cristianos, llamaron Cid Campeador a Ruy Diaz de Vivar. Esta Tizona suya guarda su memoria”.

Al llegar arriba todo es diferente, un alma nueva de Cabra, una paz indescriptible, árboles inmensos, las palmeras, la puerta de Palacio, hoy Convento de las Madres Franciscanas que nos ofrece sus jardines mirando a la vega.

La Parroquia de la Asunción ocupa el centro de la plaza de la Villa Vieja, construida por los Hermanos de Calatrava sobre una antigua mezquita, sirviendo su minarete como torre para las campanas.

La Villa nos lleva al Cerro donde encontramos la Casa de Cayetano Muriel y sus típicas casas blancas, encaladas y engalanadas de flores, otra alma de Cabra diferente de las demás. En lo alto del barrio la Iglesia de San Juan Bautista nos ofrece otra pequeña joya, enclavada en la plaza donde la Cruz preside la vida del barrio.

Volvemos al centro por la Plaza de San Agustín donde la Fuente Cadenas se deleita con el paso del tiempo ante la Iglesia de las Madres Agustinas.

Diferentes fiestas colman la vida de esta ciudad destacando la Semana Santa por tratarse de la mayor muestra de arte religioso en las calles. Y por supuesto, las fiestas en Honor de María Santísima de la Sierra, patrona de Cabra, del 3 al 8 de septiembre. Ambas fiestas son declaradas de Interés Turístico Nacional.

El resto del año se complementa con celebraciones varias que van desde la Cabalgata de Reyes Magos pasando por Carnaval, Romerias, Fiestas de Barrios (Cruz de Mayo, Belén, Barriada Virgen de la Sierra, Fiestas Medievales en la Villa, San Antonio en las Huertas Bajas, fiestas de Gaena…), Corpus Christi, Feria de San Juan… hasta llegar a la Navidad.

El folclore egabrense nace al compás de las “‘Mudanzas“, baile típico que con una guitarra con aire de fandango se bailaba en las huertas al atardecer. Los mochileros en la Navidad tampoco pueden ser olvidados con sus letrillas y sones característicos.

Este recorrido por la ciudad no podría realizarse sin una tranquila y relajada parada por la gastronomía egabrense. Los platos de nuestra cocina giran en torno a dos elementos clave: la tierra y el agua. La huerta y la sierra se unen para proporcionar una riqueza culinaria sin igual.

De la huerta, frescas verduras nos servirán para elaborar: empedrados, potajes, gazpachos o las típicas espinacas con garbanzos.

De la sierra, sus sabrosas carnes y típicos adobos que se convierten en exquisitos manjares para propios y extraños.

Y nuestra mesa no quedaría completa sin los dulces, los cuales no pueden faltar. Según la época del año pasarán por: gajorros, pestiños, dulce de membrillo, gachas…

Volviendo la mirada divisamos la relajante vista que preside el Picacho donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Sierra, Patrona de Cabra. Envidiable lugar, Sitio declarado de Interés Natural, en el que un día despejado podemos divisar desde Sierra Nevada hasta Sierra Morena. Una visita a Cabra no quedará completa si no disfrutamos del atardecer plácido que este lugar nos ofrece con la ciudad a nuestros pies y la mirada perdida en el lejano horizonte de las Sierras Subbéticas. 

Más información en: https://www.turismodecabra.es