San Cristóbal de La Laguna atesora un casco histórico Patrimonio de la Humanidad, un litoral no masificado con Bandera Azul y paraíso de surfistas, un parque rural que es Reserva de la Biosfera y zonas agrícolas con un excelente producto local, riquezas que invitan a practicar el slow travel.
La agricultura como bastión de una cultura ancestral
Las localidades de Tejina y Valle de Guerra, en la comarca nordeste, son conocidas por la excelente producción de plantas y flores ornamentales, que son exportadas a todo el mundo y durante todo el año gracias a la bondad del clima de esta zona. Strelitzias, dalias, próteas y crisantemos son sólo algunas de las variedades de flores más extendidas en esta fértil comarca de La Laguna.
Más allá del cultivo de las flores, la comarca nordeste es una inmensa huerta donde se produce fruta y verdura. El cariño depositado en cada producto se traduce en sabores únicos. Además, el interés por el cultivo ecológico es creciente.
San Cristóbal de La Laguna cuenta con una oferta gastronómica Km0 amplísima y para todos los gustos y bolsillos.
Desde los restaurantes y gastrobares del centro, con interesantes y sofisticadas propuestas, a las casas de comidas de las zonas rurales donde la cocina tradicional alcanza su máxima expresión.
La costa es fundamental para entender este destino gastronómico único en la isla de Tenerife. En zonas del litoral lagunero como Bajamar o Punta del Hidalgo, los restaurantes ofrecen una interesante variedad de productos del mar que han sido capturados pocas horas antes de servirse en la mesa y proceden de pesca artesanal y sostenible.
Un litoral con bandera azul y paraíso del surf
Bajamar y Punta del Hidalgo son dos de los núcleos costeros más importantes del municipio. Punta del Hidalgo mantiene su raíz marinera y popular, con una fuerte identidad local y el sentimiento de pertenencia de sus habitantes.
Si hay algo que caracteriza a estos dos núcleos costeros son sus piscinas naturales de agua salada, donde tomar un baño mientras se contempla el océano y el paisaje insular se transforma en toda una experiencia para los sentidos.
Y cabalgar las olas desde el amanecer hasta el anochecer en sus playas es otro gran privilegio. Surfistas venidos de todas las latitudes acuden a uno de los spots de surf más particulares y con más tradición de Canarias.
Reserva de la Biosfera
El Macizo de Anaga fue declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la Unesco el 9 de junio de 2015, en gran parte debido a la enorme riqueza de la Laurisilva, que es el nombre que recibe el bosque selvático que envuelve sus laderas y barrancos.
Anaga es también uno de los pulmones de la isla de Tenerife. Considerado además parque rural, por él discurren más de un centenar de kilómetros de senderos para el disfrute de los amantes de la naturaleza.
Entre las especies existentes en Anaga se encuentran helechos, laureles, mocanes o viñátigos; y en todas ellas sorprende especialmente la humedad que conservan sus troncos, muchos de ellos envueltos en el verde de los musgos que les abrazan.
El Parque Rural de Anaga también es Zona de Especial Protección para las Aves.
El plan perfecto
Te recomendamos experimentar el slow travel. Hazlo a tu ritmo.
Despierta en algunos de los edificios solariegos de La Laguna convertidos en confortables hoteles con encanto al albor de siglos de historia encerrados en sus paredes.
Desayuna en cualquier terraza o cafetería del casco histórico lagunero como las que se instalan a los pies de la Iglesia de la Concepción, una construcción de finales de 1511 cuya arquitectura es muy similar a la Catedral de Turín (Italia).
Pasea por las calles del casco histórico y déjate sorprender por la arquitectura tradicional canaria que inunda cada esquina de esta urbe. No tengas miedo en adentrarte en conventos como el de Santa Clara de Asís o el de Santa Catalina de Siena.
Date un salto hasta la comarca nordeste, conocida como “la huerta de Tenerife” y disfruta de los paisajes agrícolas de Valle de Guerra, salpicado de plataneras, flores ornamentales y árboles tropicales como la papaya, el mango y el aguacate. Acércate hasta la iglesia de San Bartolomé, en el centro de Tejina, Bien de Interés Cultural, y descubre sus imponentes arcos de estilo toscano o su tradicional artesonado que cubre la bóveda.
Disfruta de un baño en las piscinas naturales de Bajamar o en los charcos volcánicos de La Punta del Hidalgo. La bandera azul que ondea en ambos espacios para el baño demuestra la calidad de sus aguas. Si te atreves, alquila una tabla de surf o bodyboard.
Saborea la deliciosa y sorprendente gastronomía tradicional canaria en guachinches y restaurantes. Gofio, Puchero, Papas, piñas y costillas o el pescado de la costa lagunera son una auténtica explosión de sensaciones al alcance de cualquiera.
Déjate sorprender por la exuberante vegetación del macizo de Anaga, un bosque milenario que es Reserva de la Biosfera, y piérdete en sus senderos para encontrar te con la paz que inspira cada uno de sus rincones.
Contempla la increíble puesta de sol en los miradores de Jardina o de la Cruz del Carmen y busca la foto perfecta jugando con la infinita paleta de colores que ofrecen los atardeceres en La Laguna. Acaba el día dando un capricho a tu paladar en una de las muchas tascas que salpican el municipio y descubre en cada tapa o ración el placer de la gastronomía de kilómetro 0.
Descubre La Laguna, destino de experiencias para practicar el slow travel.
Más información: https://descubrelalaguna.com