De las extensas llanuras del valle del Ebro a los montes de la Cordillera Ibérica. La Rioja es mucho más que un vino excepcional, una comunidad autónoma con una variedad de paisajes y un patrimonio natural únicos
Pensar en La Rioja es, inevitablemente, pensar en clave de viñedos. En una región famosa en el mundo entero por la incomparable calidad de sus vinos, agrupados en la Denominación de Origen más antigua de España. En una gastronomía única y en toda una serie de villas monumentales de belleza extraordinaria como Calahorra, Arnedo, San Millán de la Cogolla, Santo Domingo de la Calzada o la capital, Logroño, Pero lo cierto es que La Rioja ofrece toda una serie de atractivos que van más allá, empezando por un patrimonio natural único que, como el buen vino, merece ser degustado con calma.
Si La Rioja es un lugar excepcional es, ante todo, por su privilegiada ubicación, en el vértice occidental del valle del Ebro. Pese a sus modestas dimensiones (apenas 5.000 km cuadrados), La Rioja puede presumir de contar con una variedad de paisajes casi infinita. Una circunstancia que se explica por las singulares características geográficas de sus comarcas y lo dispar de sus climas: desde el puramente atlántico al mediterráneo, pasando por el continental. La Rioja es un continente con el tamaño de una región.
Pura vida
Conocer La Rioja pasa por conocer la importancia capital que tiene el agua para la región. Dentro de las fronteras de la comunidad autónoma nacen un total de siete ríos, que configuran otros tantos valles y rutas que merecen una visita. La Sierra de Cameros, la Ruta de las Ermitas, las Lagunas de Urbión, el cañón del río Leza son visitas obligadas. También lo es el Monte de San Lorenzo que con sus más de 2.270 metros sobre el nivel del mar lo convierten en el más alto de la Sierra de la Demanda y de toda La Rioja. Todos estos caprichosos cauces, valles y montañas sirven para hacerse una pequeña idea de las posibilidades que ofrece la región a los amantes del senderismo. Pero se tratará sólo de una idea aproximada: las rutas que ofrece La Rioja son prácticamente infinitas.
Si algo simboliza a la perfección la diversidad de La Rioja es la zona considerada Reserva de la Biosfera. Se ubica en el límite suroriental de la comunidad autónoma, y ocupa casi un 24% del territorio regional (116.669 hectáreas) repartidas en cuatro valles: Leza, Jubera, Cidacos y Alhama-Linares. Una zona de montaña ibérica mediterránea en la que reinan ecosistemas como los matorrales, los encinares, los bosques de roble y los hayedos. En sus límites hay un total de 40 municipios para quienes el turismo rural es un pilar esencial.
Capítulo aparte merecen las Vías Verdes, antiguos trazados de ferrocarril ya en desuso, y que han sido adaptados como itinerarios cicloturistas o de senderismo. En La Rioja se pueden recorrer tres de estas rutas: la Vía Verde del Oja y Ruta Verde del Oja-Tirón (26 kilómetros), la Vía Verde del Cidacos (34 kilómetros) y la Vía Verde de Préjano, sustancialmente más pequeña: 4,6 kilómetros. Cualquiera de las tres opciones es perfecto para quienes quieran disfrutar del paisaje a un ritmo reposado. De hecho, las Vías Verdes son una alternativa idónea para los que buscan rutas de dificultad asequible, ya que no suelen contar con grandes desniveles.
Conocer alguna de las maravillas que ofrece La Rioja lleva a entender, un poco mejor, el hecho de que la comunidad autónoma aparezca, año tras año, en lo más alto del índice global de calidad de vida en España. Será la belleza de su patrimonio natural o el encanto de sus municipios. Serán sus gentes, su gastronomía o sus vinos. O será el hecho de que, en La Rioja, uno tiene la sensación de que todo es posible.
PARA MÁS INFO:
www.lariojaturismo.com