Los Caminos Naturales del Noreste Peninsular guardan los tesoros que la fuerza de la naturaleza y la mano del hombre han ido labrando: barrancos, zonas volcánicas, bosques, fortalezas, ermitas, viaductos, aldeas, tradiciones, denominaciones de origen… para ser descubiertos por los amantes del senderismo y del ciclismo.
Camino Natural del Somontano de Barbastro
Colgado entre las montañas del pre-pirineo es una de las rutas más atractivas para los amantes del senderismo de largo recorrido. Desde Alquézar hasta el Salto de Bierge, son casi 55 kilómetros por la Sierra de Guara en plena comarca del Somontano, en Huesca, cuna de buenos vinos. Un escenario de barrancos, gargantas y bosques de encina y matorral, donde se conjugan naturaleza, arte e historia. Puentes medievales que salvan profundos barrancos y el paisaje agreste que caracteriza esta sierra nos acompañarán entre pequeñas y pintorescas aldeas.
Desde sus miradores admiraremos un paisaje salpicado por campos de cultivo de cereal, viña, olivo y almendro que se alternan con setos y laderas cubiertas por masas de quejigal y encinar. La orografía y la roca caliza convierten a esta zona en un paraíso para los escaladores.
Camino Natural del Carrilet
Desde la zona volcánica de La Garrotxa hasta el mar Mediterráneo, desde Olot hasta Sant Feliu de Guisols, este Camino Natural de casi 100 kilómetros de longitud, nos permitirá descubrir, en un recorrido sinuoso de suaves pendientes, toda la riqueza de estas comarcas del nordeste de Cataluña. Nos esperan, a través de una cambiante y variada sucesión de paisajes, el puente de Sant Roc, la ermita de Santa Cecilia, la iglesia del siglo XI de Sant Miquel de Pineda o el Castillo d’Hostoles, la más insigne fortaleza de la defensa de los remensas de la montaña. A los tupidos cultivos de maíz, a los campos de labor de fértil tierra volcánica, seguirán densos bosques de encina y roble salpicados de castaños.
Al atravesar el río Ter la vista nos regalará el imponente viaducto que el tren utilizaba antaño. El bosque mediterráneo de pino piñonero junto con restos de majestuosos alcornoques y el olor del mar, mientras atravesamos los cultivos regados por el río Ridaura, nos anunciarán la presencia de la costa mediterránea.
Camino Natural del Ebro, Gr-99
Mención aparte merece el Camino Natural del Ebro. Este camino recorre en más de 40 etapas los casi mil kilómetros que llevan desde su nacimiento en la localidad de Fontibre en Cantabria hasta su desembocadura en el Delta del Ebro.
Es la cuenca fluvial más larga después de la del Tajo y constituye la cuenca más extensa, compleja y caudalosa del territorio. Atraviesa multitud de paisajes y de ecosistemas que constituyen uno de los mayores atractivos y tesoros del valle del Ebro. La historia que recorre su trazado es tan antigua y variada como sus paisajes y van desde la Prehistoria hasta nuestros días pasando por cántabros, vascones, griegos, romanos, árabes… todos han dejado su impronta en sus márgenes haciendo de este camino uno de los más completos de toda la red.
Camino Natural del Plazaola
La Navarra Húmeda del Noroeste nos sorprende con una de las rutas verdes más espectaculares de España. A caballo entre Navarra y Gipuzkoa, su trayecto discurre por los valles de Larraun y Leitzaran, desde Kasarna hasta Andoaín, pasando por Latasa, Lekunberri e Leitza.
Durante los 50 kilómetros de la ruta, atravesados en otro tiempo por un modesto ferrocarril de vía estrecha que en su origen (1904) transportaba el hierro extraído de las minas navarras de Plazaola hasta Andoain, los frondosos bosques y los prados salpicados por caseríos se alternan con estaciones, viaductos y numerosos túneles, como el de Uitzi, que, con sus 2.700 metros, es el túnel más largo de los caminos naturales de España.
Entre los pocos claros que ofrece el denso arbolado vislumbraremos, la pequeña población de Urritza, uno de esos pequeños pueblos de tradiciones arraigadas que constituyen parte incuestionable del encanto de estos valles.
Durante el recorrido, podemos encontrar aún en pie parte de una de las numerosas ferrerías que salpicaban estos valles junto a la típica oveja latxa de la que se obtiene la leche para fabricar el famoso queso Idiazábal.
Camino Natural de Montfalcó al Congost de Mont-Rebei
La señalización vertical que avisa de la existencia de pasarelas de gran altura y paso estrecho, no aptas para personas con vértigo a las alturas ya nos advierte de que estamos ante el Camino Natural que posiblemente tenga el tramo más sobrecogedor de todos los caminos. Se trata de la subida por la pared vertical que el río Noguera Ribagorzana ha tallado en la roca caliza. Son poco más de 4 kilómetros de disfrute concentrado que parten del pueblo deshabitado de Montfalcó, en la comarca oscense de La Ribagorza hasta alcanzar a media ladera el “Sendero histórico” GR-1. Allí podemos optar por retornar a Montfalcó o continuar por el GR-1 hacia La Masieta a 4 km recorriendo así el Congost de Mont-rebei.
Es un ascenso por estrechas escaleras y rampas de madera provistas de sirgas de acero en las que agarrarse. Las vistas que se pueden contemplar de la sierra de Montsec, del embalse y de la propia pasarela harán las delicias de los senderistas más exigentes.
Hay que destacar los 35 metros de longitud del puente colgante, por donde el camino continúa antes de comenzar el ascenso hacia un mirador desde el que se puede apreciar el desfiladero de Mont-Rebei y el GR-1 horadado en la piedra, en paredes de más de 500 metros de altura, que permite al viajero ver el sobrecogedor congosto. Desde aquí se pueden observar numerosas aves rapaces en vuelo como quebrantahuesos, águila real, alimoche, o halcón peregrino.
PARA MÁS INFORMACIÓN: https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/