Apostar por un destino sostenible, innovador, accesible e inclusivo para cuidar de todos y cada uno de los visitantes que elijan a Benicàssim como su destino vacacional es el plan de una ciudad con unos puntos fuertes privilegiados y que hace de ellos su carta de presentación.
Siete kilómetros de costa, cinco playas urbanas: Voramar, Almadraba, Torre San Vi- cente, Els Terreres y Heliopolis. Todas ellas con bandera azul, con cerca de 80 accesos directos y pasarelas, hacen de Benicàssim un destino de playa para todo el mundo. Pero no es la costa el único aliciente de Benicàssim. Cuenta con el parque natural más extenso de toda la Comunidad Valenciana. El Parque Natural del Desierto de las Palmas es una superficie protegida de 3.200 hectáreas, un verdadero pulmón verde coronado por el pico del Bartolo, de 729 metros de altitud, que ofrece unas postales sobrecogedoras y unas vistas que cautivan a quienes visitan el parque.
Las formas de descubrirlo son amplísimas: desde rutas ciclistas, hasta sendas de trekking y visitas culturales para maravillarse con su abundante vegetación y pequeños pero numerosos manantiales. Si esto no fuera suficiente, el viajero podrá seguir disfrutando de la naturaleza recorriendo la única vía cicloturista que discurre paralela al litoral por una antigua vía de tren, conectando Benicàssim con Oropesa, para detenerse, respirar y admirar la belleza, la calma y la tranquilidad de la bahía de Benicàssim.
Otro de los puntos fuertes de Benicàssim y que no pasa desapercibido a muchos de sus visitantes es su maravillo patrimonio arquitectónico. A través de 54 villas de los años 20, recuperadas y restauradas, podemos trasladarnos a una época de película, en la que Benicàssim fue un destino vacacional muy solicitado por la burguesía de la época.
Más información: https://turismo.benicassim.es/