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VALLE DEL JERTE EN LA PROVINCIA DE CÁCERES

Un paraíso “abierto todo el año”
Al Norte de la provincia de Cáceres, flanqueado por las montañas más altas de Extremadura y regado por aguas cristalinas, se encuentra uno de los valles más emblemáticos de España, el Valle del Jerte.

Este singular valle se compone de once municipios: Barrado, Cabezuela del Valle, Cabrero, Casas del Castañar, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Rebollar, Tornavacas, El Torno y Valdastillas. Cuatro de ellos situados en la ribera del río Jerte y el resto en las laderas de las sierras que lo delimitan, Sierra de Tormantos y Montes de Traslasierra. El relieve es aquí uno de los protagonistas y responsable en parte de la personalidad de esta comarca con altitudes que oscilan entre los 350 y los 2.500 metros. Esta variación de altura, su orientación y las diferencias entre solana y umbría definen su microclima, uno de los más singulares del país, y permiten el desarrollo de numerosos ecosistemas: bosque de ribera, dehesa de encina, robledales, matorrales y pastizales de alta montaña, junto a un bosque cultivado de cerezos, con presencia también de castaño y olivo.

Naturaleza en estado puro
El paisaje jerteño es obra de la naturaleza, pero también de la actividad secular del hombre, que lo ha convertido en un singular paisaje cultivado. Este paisaje aterrazado es la vez seña de identidad y uno de los mayores activos del Valle. El equilibrio entre agricultura y medioambiente, la declaración de un espacio natural protegido, la biodiversidad paisajística o una sociedad agraria dinámica entre otros factores, han sido claves para mantener todavía un medio natural “vivo” y bien conservado.
La práctica totalidad del Valle del Jerte se encuentra amparada bajo alguna figura de protección natural, ya que en él confluyen, de modo solapado, dos redes de espacios protegidos, por un lado la Red Natura 2000 y por otro la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura. La joya central de ese acervo natural es la Reserva Natural Garganta de los Infiernos, todo un icono del Valle del Jerte. En este enclave destacan “Los Pilones” considerados una de las zonas de baño naturales más bellas del mundo.

Destino de turismo activo
No puede haber un lugar mejor para los que quieren vivir la naturaleza paso a paso. El Valle del Jerte ofrece gran diversidad y cantidad de actividades en la naturaleza. Puedes conocer sus secretos a través de una perfecta red de 21 senderos señalizados y homologados, a través de los caminos del agua o practicando el cicloturismo en su centro BTT, con seis rutas balizadas y 160 kilómetros señalizados. Descubrir su red de miradores y merenderos es otra buena opción para patear estas laderas.
El Valle es también un paraíso para la ornitología con más de 150 especies de aves y una rica y diversa red fluvial que facilita la práctica de actividades ligadas al agua como barranquismo o piragüismo.

Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.

La otra cara de los cerezos
El Jerte es conocido internacionalmente por la reputación de sus picotas y el efímero espectáculo primaveral de las flores de sus cerezos. Sin embargo, los amantes de la naturaleza no se pueden perder su otra cara, el otoño, un momento increíblemente hermoso que invita a la tranquilidad y al sosiego, a desconectar de las preocupaciones y a conectar con la naturaleza. Una estación llena de color, dónde el paisaje es pura poesía, dónde la vegetación se resiste a desnudarse sin previamente haberse vestido con sus mejores galas. Una policromía de colores se apodera del paisaje, especialmente singular cuando los emblemáticos cerezos se tornan rojos, a lo largo del mes de noviembre-diciembre.
Después llegará el invierno. Desde las altas cumbres nevadas de las sierras de Tormantos, el Torreón o el Calvitero, las aguas cristalinas descienden laderas abajo hasta lo más profundo del valle por donde discurre el río que da nombre a la comarca.
Ya con los árboles sin hojas podremos apreciar el extraordinario esfuerzo de generaciones por dominar la montaña, transformando el escarpado territorio en bancales o gabias para convertirlo en todo un jardín. Un jardín en el que reposan millones de cerezos desnudos.
Las altas cumbres nevadas, la vegetación y los bancales, decenas de gargantas y sus majestuosos saltos de agua y cascadas… así es el invierno en el Valle. Precisamente cascadas como el Caozo, las Nogaledas, el Chorrero de la Virgen, Papúos o el Calderón se han convertido en los últimos años en visita obligada.
La montaña y la nieve se alían para ofrecer diferentes posibilidades como la práctica de esquí de travesía, trekking de invierno, las raquetas de nieve o la escalada en hielo.

Folklore y tradiciones arraigadas
En esta época del año, también se celebran fiestas ancestrales y de profunda raigambre popular. Sin duda, su máximo exponente es Jarramplas. Se celebra cada 19 y 20 de enero en Piornal, la localidad Extremeña situada a mayor altitud. Una fiesta cuyos orígenes inciertos se pierden en el tiempo y en la que confluyen de forma excepcional todos los contenidos básicos del folklore: fiesta, creencias, música, ritos, gastronomía, vestimenta… No se conoce exactamente el origen de Jarramplas, se barajan varias teorías, la más arraigada es la que se habla del personaje como un ladrón de ganado que es sometido al castigo y las burlas de los convecinos tras ser descubierto.
Jarramplas es un personaje lleno de vistosidad. Ataviado con un traje del que cuelgan miles de cintas de colores, lleva la cabeza cubierta con una demoníaca máscara y recorre las calles de Piornal tocando su tamboril. Mientras, los vecinos, en forma de castigo, lo someten a una incesante lluvia de nabos. Este evento es Fiesta de Interés Turístico Nacional.

PARA MÁS INFORMACIÓN: https://www.turismocaceres.org/ | http://www.turismovalledeljerte.com/