Cuba, referencia turística a nivel mundial y destacada dentro del Caribe, por sus localizaciones ya bien conocidas como son sus ciudades de herencia colonial española y francesa, sus magníficas playas y alojamientos turísticos, sus gentes… pero ahora extiende su oferta, con un carácter nuevo, todavía más en contacto con la población y el día a día de los cubanos.
Cada semana arrancan nuevos proyectos como rutas guiadas por sus parques naturales del interior o apertura al público de talleres de artesanía, dibujo, gastronomía e incluso alojamiento en casas privadas.
El desarrollo económico en la era moderna, desde hace dos siglos, comenzó a partir del cultivo de café y la caña de azúcar. Esto dejó un legado colonial casi intacto y que podemos disfrutar en su totalidad en las fachadas y recientemente en el interior debido a la proliferación de iniciativas privadas apoyadas en parte o no por el gobierno.
Dejando la mítica La Habana para el final comenzamos el viaje adentrándonos en el interior.
Trinidad
Hacia el centro del país cerca del mar se encuentra Trinidad. Quizás la ciudad colonial con más encanto, como ponen de manifiesto casas en una variada gama de colores pastel pero que armonizan perfectamente en conjunto.
Paseando por sus empedradas calles podemos intuir el esplendor que tuvo en la época dorada de la producción de azúcar, riqueza que derivó en una bulliciosa ciudad ahora reconvertida hacia la artesanía, cerámica, galerías de arte, locales abiertos a la calle con música en vivo la Canchanchara, todo ello crea un turismo apacible a las faldas del Gran Parque Natural Topes de Collantes donde podemos realizar todo tipo de actividades en la naturaleza.
Tanto para alojarse como para simplemente comer o cenar merece la pena visitar el Hotel Iberostar Heritage Trinidad, reformado a partir de un emblemático edificio ofrece una estancia y gastronomía moderna de alto nivel.
Cienfuegos
Desde Trinidad aproximadamente a una hora en coche por entretenidas sinuosas carreteras llegamos a Cienfuegos en la bahía de Jagua donde se desarrollaron diversos escenarios bélicos debido a su punto estratégico.
También llamada la perla del sur es un referente de urbanismo funcional desde su fundación, de estilo neoclásico, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO desde 2005, abierta al mar por la inmensa Bahía de Jagua, que facilita ser el segundo puerto más importante de la isla.
Fundada por los franceses fue un ejemplo de urbanismo desde el comienzo, partiendo de la plaza de José Martí, son muy recomendables las vistas de parte de la propia plaza y resto del entorno de la ciudad, desde la terraza del Hotel Boutique La Unión. Con un ordenado diseño de cuadrículas y grandes avenidas, facilita el contemplar los innumerables edificios de corte neoclásico, apoyados sobre sus locales inferiores donde se desarrollan infinidad de actividades comerciales y artísticas, destacan sus galerías de arte y talleres de aprendizaje.
La ciudad con su malecón que arranca junto al puerto y conecta con zonas deportivas, la zona hotelera más alejada donde se encuentran otros edificios emblemáticos como aduanas o el palacio azul, reconvertido en un singular hotel, un poco más adelante emerge ya casi en el agua el hotel Jagua con su particular estilo y sus magníficos jardines donde se ofrece auténtica barbacoa cubana.
Varadero
Bastante más que grandes hoteles e increíbles playas.
Teniendo como base de operaciones uno de sus magníficos hoteles como el Meliá Internacional con sus increíbles playas en la costa más septentrional de la isla, podemos realizar diversas excursiones tanto deportivas como culturales.
Culturalmente no debemos abandonar la isla sin conocer Matanzas a una media hora de Varadero sin dejar la costa, Matanzas explica mucho como se consiguió el
desarrollo en Cuba, disputada entre españoles y británicos fue durante mucho tiempo la ciudad portuaria más codiciada del Caribe su valor reside en su situación estratégica, rodeando su profunda bahía en la desembocadura de los ríos Yumurí y San Juan.
Es a comienzos del siglo XIX cuando Matanzas logra su máximo esplendor cultural herencia de la riqueza generada en su entorno, otras peculiaridades es gran arraigo musical ya de por sí importante en el resto de la isla, de hecho el Danzón que se considera el baile más popular de Cuba nació en Matanzas.
La verdadera riqueza de Matanzas para el viajero reside en el contacto con su gente, culta y abierta con ganas de cambiar impresiones sobre cualquier tema.
Para hacernos una idea de su precoz auge en el siglo XIX y XX podemos visitar el Museo farmacéutico La Botica Francesa, un auténtico viaje al pasado y a la importancia a la botica tradicional.
Cerca nos encontramos un gran hito geográfico como son las cuevas de Bellamar. Halladas por casualidad, al perder un pico un operario abrió al mundo una de las cuevas más singulares que se conocen, actualmente parcialmente iluminadas, su recorrido turístico nos da una idea de la profundidad y longitud de la misma aún hoy día todavía sin determinar.
El entorno de Matanzas también nos ofrece una excursión remontando el río Canimar hasta el espacio de recreo La Arboleda a orillas del propio río. Donde podemos realizar diversas actividades como tiro con arco, paseo a caballo, batear… no olvidemos que el béisbol es deporte nacional en Cuba, casi una religión.
De vuelta a Varadero, visita a Cayo Blanco en catamarán. Esta es una de las visitas más demandadas en la zona y siempre merece la pena, a bordo de un cómodo catamarán de grandes dimensiones navegamos recorriendo el istmo de Varadero hasta salir a aguas abiertas. La primera sorpresa viene por la parada técnica en un delfinario de semilibertad donde los viajeros pueden observarlos desde una plataforma sumergida en el agua en contacto con los propios delfines guiados, eso sí, por sus adiestradores. Desde ahí se navega hasta cerca de Cayo Blanco donde se puede practicar snorkel desde la propia embarcación para acabar desembarcando en el propio cayo que cuenta con unas instalaciones para comer y disfrutar un día de playa único.
Sin dejar Varadero, a poca distancia se encuentra el propio pueblo de Varadero donde ya tiene un ambiente muy local, en la noche la oferta se dispara, tanto en sitios de bares, música en vivo y sitios para cenar, como la mítica, Bodeguita del Medio hermana de la original en La Habana vieja pero magnífica tanto en atención, gastronomía como entretenimiento, todo muy natural sin forzar el ambiente de ocio.
La Habana
Después de unos días e independientemente que hayamos estado antes no podemos dejar de visitar La Habana y en este caso alguna de sus nuevas iniciativas como Las Terrazas. Situado en la población de Candelaria, provincia de Artemisa.
Este complejo que es la herencia de una de las primeras y más importantes explotaciones de café y más tarde caña de azúcar con su oscuro pasado de explotación de esclavos incluido, se ha reconvertido en una especie de cooperativa del pueblo en el que se pueden realizar diversas actividades alojándose dentro del extenso recinto. También cuenta con diversos establecimientos para comer, como el Cafetal Buenavista, desde donde se puede contemplar cómo era la explotación cafetera e imaginarse aparte del triste episodio de esclavos, toda la intendencia que conllevan estas industrias. Para ir tomándole el pulso con emoción a las Terrazas, una buena forma de hacer su tour aéreo por parte del parque, es por un circuito de Canopy (tirolinas) que cubre gran parte del perímetro, entre ellas atravesando una de sus lagunas.
Aparte de rutas a pie, visitar sus tiendas de artesanía, la casa del mítico cantante Polo Montañes o podemos ir a darnos un agradable baño en el río San Juan en una zona de saltos de agua y remansos, cubiertos por la espesa vegetación o visitar el rancho Curujey.
Aunque apenas está a una hora en coche de La Habana, un buen plan es pernoctar en Las Terrazas; desde el Hotel Moka totalmente integrado descolgándose en la naturaleza con magníficas vistas, pasando por habitaciones comunitarias, cabañas e incluso en tienda de campaña propia o alquilada.
De vuelta en La Habana, podemos tocar algunos de sus grandes clásicos, la visita al mítico hotel Nacional, que marca el comienzo de la nueva la Habana donde emergió el periodo inmediato anterior a la revolución con gran influencia estadounidense y su mafia organizada. Es un imponente edificio construido sobre un antiguo fuerte de defensa volcado al mar, su zona de baterías de cañones ahora son jardines con vistas al malecón y el Caribe frente a la Florida.
La huella de todo aquel esplendor se ve constantemente en sus coches congelados en los 50 reparados para que duran hasta nuestros días. Muchos cubanos hacen de ello un negocio así que, es sencillo disfrutar de un paseo por los años 1950, 1960, además el paseo discurre perfectamente integrado por ese escenario prerevolucionario dado que l gran parte de los edificios de ese época siguen en pie, al menos de fachada. Desde el centro neurálgico de la ciudad donde se encuentra su imponente Capitolio podemos visitar clásicos como el museo del ron, en la Habana vieja, cruzar a la fortaleza y vivir la diaria ceremonia del cañonazo que representa antaño el cierre de la ciudad dentro de sus defensas y desde donde tenemos otra perspectiva de la La Habana Vieja, o simplemente disfrutar de sus coloridas, calles y plazas llenas de vida y sonrisas.
Para alojarse la oferta es variada desde hoteles de lujo como el Gran Packard, el auténtico Ambos Mundos, el original Meliá Cohiba o incluso empieza a haber una apertura que permite alojarse en casas privadas perfectamente identificadas, interesante experiencia con la que adentrarse y descubrir lo más intrínseco de personas que tienen mucho que contarse.
Más información: http://www.cuba.travel