El territorio histórico de Gipuzkoa no es ajeno a las bondades que se desprenden de la relación humana con la naturaleza. En una provincia que se caracteriza por el amor a la bicicleta y el contacto con el medio natural, recientemente se ha constatado que el 40 % de las emisiones a la atmósfera provienen del transporte privado motorizado, que supone un objetivo nada despreciable para rebajar en la lucha contra el cambio climático. La crisis climática es una realidad, está aquí y sus consecuencias directas en Gipuzkoa han implicado un coste para el territorio superior a los 270 millones de Euros desde 1994 hasta 2020, según un reciente informe de la Fundación de Cambio Climático Naturklima, adscrita a la Dirección General de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Alicia Sánchez – 18/marzo/2023
El trabajo en pro de la sostenibilidad pasa por muchos caminos, desde la puesta en marcha de fórmulas de economía circular que impulsen cambios en los modelos de producción, pasando por la apuesta de nuevas fórmulas que impulsen la transición energética hasta un elevado nivel de inversión y promoción en lo referente a la movilidad sostenible, con el claro objetivo de colaborar en la descarbonización de un sector que, en un territorio como Gipuzkoa, emite cerca de la mitad de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Por eso, el impulso de vías verdes y carriles bici es una prioridad parar los departamentos de movilidad y medio ambiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Bajo el lema “Bizibideak, Red de Vías Ciclistas de Gipuzkoa”, se está desarrollando hasta el próximo mes de octubre “La Vuelta a Gipuzkoa”, que implica un conjunto de acciones para poner en valor este tipo de vías y que está desarrollando el departamento de Movilidad y Ordenación de la Diputación guipuzcoana.
La relación del País Vasco en general y del Territorio Histórico de Gipuzkoa en particular con el ciclismo viene de lejos y es mundialmente conocida. Gracias a pruebas profesionales como la Vuelta al País Vasco, la Clásica de San Sebastián, o el mismísimo Tour de Francia, que anualmente recibe en tierras galas una representación de la afición guipuzcoana que se cuenta en millares y que no pasa desapercibida a la hora de animar en “prime time” mundial, Gipuzkoa es sinónimo de afición por las dos ruedas. Paralelamente a ese ciclismo de competición en asfalto y también en pista, cuyo máximo exponente lo encontramos en las desaparecidas “Seis horas de Euskadi” que se celebraba anualmente en el Velódromo Antonio Elorza de San Sebastián, existe un ciclismo que se desarrolla sobre caminos más sostenibles a lo largo de más de 400 kilómetros entre vías verdes y carriles- bici, los cuales constituyen un auténtico tesoro para aquellas personas que disfrutan, tanto a dos ruedas como a pie, de los paseos tranquilos en itinerarios más o menos largos buscando el contacto con la naturaleza.
Gipuzkoa es el territorio más pequeño del País Vasco y, al mismo tiempo, el que más ha avanzado en las últimas dos décadas en la creación de vías verdes y carriles bici, más conocidos localmente como “bidegorri” (término que en euskera significa “camino rojo” por el color característico de los mismos) hasta llegar a ser la provincia líder en este tipo de redes viarias.

Sin ferrocarril no hay vía verde
Las vías verdes son, por definición, aquellos caminos creados a partir de antiguos trazados de ferrocarril en desuso, en los que no se permite el tráfico motorizado (salvo el de vehículos con autorización expresa) y que, por lo tanto, pueden ser recorridos tanto en bicicleta como a pie. De hecho, la marca “Vía verde” está registrada por la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Otra característica que diferencia a este tipo de trazados con respecto a los “bidegorris” o carriles bici, es que los peatones de las vías verdes tienen tanta preferencia de paso como los ciclistas en cada palmo de su recorrido.
Actualmente existen seis vías verdes en Gipuzkoa, con recorridos muy atractivos y variados. Una de las más sugerentes es la que discurre entre Andoain y Leitza, conocida como PLAZAOLA – LEITZARAN y que, hasta mediados del siglo pasado ejerció en su denominación popular como el ferrocarril del Plazaola, sirviendo como trazado destinado al transporte minero primero para pasar a ser más tarde una vía para trenes de pasajeros.
Hoy en día, esta vía posee una longitud de unos 25 kilómetros en su sector guipuzcoano, ya que disfruta también de un tramo navarro que llega hasta Lekunberri, completando aproximadamente 45 kilómetros totales. Es un recorrido en el que se atraviesan diferentes túneles y en el que se puede disfrutar de un paisaje natural con predominio de hayas y robles y que discurre en gran parte a orillas del río Leitzaran, con monumentos prehistóricos, molinos, y muchos más puntos de interés a lo largo del recorrido. Las posibilidades para disfrutar de este corredor verde son muchas, y más teniendo en cuenta que, gracias al denominado “Proyecto vías verdes de Gipuzkoa”, en el que unen fuerzas el departamento de Movilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, se llevará a cabo una ampliación de aproximadamente 2 kilómetros y medio para conectar Andoain con Donostia – San Sebastián, en un tramo que reforzará el valor turístico en el recorrido a medida que este se aproxime al mar Cantábrico.
La Vía Verde del FERROCARRIL VASCO-NAVARRO conecta las localidades de Arrasate-Mondragón con Eskoriatza y Leintz Gatzaga, con un tramo adicional correspondiente al ramal de Oñati. El “trenico”, apodo con el que se conocía al ferrocarril que completaba esta ruta, cesó su actividad en 1967 (se había inaugurado en 1889), y el recorrido total, sumando los tramos navarro y alavés al corredor guipuzcoano, supera los 123 kilómetros. En su discurrir por suelo de Gipuzkoa, esta vía acompaña el trazado del río Deba a lo largo de algo más de 20 kilómetros que transcurren principalmente entre paisajes naturales, aunque también encontraremos tramos de mayor carga industrial y urbana que nos permitirán conocer mejor algunos detalles de la historia viajada a lo largo de los años por unas vías que transportaron mucha actividad en tiempos no tan lejanos. Dentro del ya mencionado proyecto “Vías Verdes de Gipuzkoa”, se prevé recuperar el tramo entre Eskoriatza y el límite de Álava, con unos 17 kilómetros y 12 túneles más que convertirán en aún más atractivo, si cabe, este corredor.
La Vía Verde del UROLA une Legazpi con Zumaia y ofrece un recorrido que se aproxima a una longitud de 44 kilómetros en los que esperan 29 túneles y 19 puentes o viaductos, que contribuyen a completar un corredor muy atractivo. La vía ferroviaria que unía las localidades dos guipuzcoanas guarda un buen número de puntos de interés. En el paso por Zumárraga se puede disfrutar de su Ermita de la Antigua. Si se comienza el recorrido en Mirandaola, Legazpia, aguarda una conocida Ferrería que data del XV y es la única que se conserva de las siete que existían entonces. En Azpeitia, obligada visita al Museo Vasco del Ferrocarril o al Santuario de Loyola y, en la vecina localidad de Azkoitia, los frontones Jorge Oteiza. El proyecto “Vías Verdes de Gipuzkoa”, cuya candidatura fue presentada a los fondos europeos “Next Generation”, prevé en este caso una ampliación de 4 kilómetros entre Zestoa y el barrio de Narrondo-Arroabea en Zumaia, de manera que este corredor llegue hasta el litoral cantábrico completando el total del trazado de esta vía verde.
Otra joya verde que se puede encontrar en suelo guipuzcoano es la Vía del BIDASOA, que discurre durante 8 de los 39 kilómetros totales de su recorrido entre Irún y Endarlatsa. El grueso de su trazado lo hayamos en tierras navarras, ya que esta vía nos lleva por buena parte del camino del Tren Txikito, que unía Elizondo con Irún a orillas del fronterizo río Bidasoa. La belleza de estos paisajes, salpicados con numerosos pueblos durante todo el recorrido, rivaliza con cualquier escenario que se pueda evocar. No demasiado lejos de la frontera de Irún, encontramos la Vía Verde de ARDITURRI, en la zona de Oarsoaldea. Los 12 kilómetros que separaban las minas de Arditurri (cuyo nombre en euskera combina las palabras fuente y oveja) y el puerto de Pasajes eran cubiertos por el tren que transportaba los minerales hasta la bahía para ser cargados en los barcos. El río Oiartzun acompaña buena parte del recorrido, que ofrece un paisaje de contrastes entre zonas rurales, minas y zonas urbanizadas. La sexta alternativa para disfrutar de una Vía Verde inolvidable en territorio guipuzcoano espera en el trazado de MUTILOA-ORMAIZTEGI, en la comarca del Goierri. Esta pequeña vía discurre por un antiguo ferrocarril minero en un entorno boscoso y con excelentes panorámicas de los valles próximos. En algunos tramos de sus casi 5 kilómetros de recorrido se pueden encontrar rampas pronunciadas en un trazado que discurre en un entorno montañoso y alejado de los núcleos urbanos.

La última milla siempre es verde
O la primera, según se mire. El concepto de “última milla”, que se refiere a completar ya sea caminando o en bici los últimos tramos del recorrido, implica estimular un hábito saludable y sostenible que viene facilitado precisamente por la importante infraestructura de “bidegorris” (cárriles-bici) y vías verdes que, especialmente durante los últimos años, viene reforzando la conexión entre municipios, mejorando las infraestructuras y la comunicación dentro del territorio histórico. Por exponer un ejemplo reciente que es, además, modelo de buenas prácticas reconocido por la Unión Europea, destaca el “bidegorri” que une las localidades de Eibar y Elgoibar, el cual responde a una demanda que venía desde años atrás y que conecta dos poblaciones que están próximas, apenas a 4 kilómetros y medio, pero que no contaban con una conexión segura para poder ir caminando o en bicicleta.
En prácticamente todas las zonas de Gipuzkoa el abanico de opciones para realizar desplazamientos intermodalmente sostenibles no es escaso, y abarca además todas las posibilidades: tanto laborales como de ocio. La red de transporte público ferroviario, ya sea RENFE o Euskotren, permite en zonas habilitadas de sus vagones llevar una bicicleta por persona de forma gratuita. En Gipuzkoa las personas usuarias tienen esa opción e incluso otra más sencilla, como el servicio de parking e incluso de alquiler de bicicletas ya sea en las propias estaciones o cerca de ellas (al menos de las principales). Las diferentes líneas de autobuses también permiten acceder con bicicletas en determinadas circunstancias, aunque la casuística es similar a la del transporte por vías férreas, con opciones para aparcar o alquilar las monturas. Todo ello mejora la vida de los habitantes de Gipuzkoa y, al mismo tiempo, supone un atractivo turístico añadido para los visitantes que buscan actividades relacionadas con la naturaleza disfrutando de un ocio sostenible y seguro.
Más información: www.gipuzkoa.eus/es/web/bizikletaz/rutas
Entrevista a José Ignacio Asensio, diputado de medio ambiente y obras hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Además de diputado, es el presidente de la Fundación de Cambio Climático de Gipuzkoa Naturklima, lidera un departamento que bajo su mando se está caracterizando por una excelente gestión enfocada a que el desarrollo sostenible se lleve a cabo desde la excelencia y se implemente en todos los sectores económicos y sociales de Gipuzkoa. Este territorio se ha convertido en estos años en un referente en lo que se refiere a transición ecológica, combinando un claro liderazgo en el área de la economía circular con un impulso decidido a la democratización de la energía y la promoción de energías limpias.

Gipuzkoa, de la mano del diputado de medio ambiente Jose Ignacio Asensio, avanza con grandes pasos en una hoja de ruta para liderar la descarbonización y la transformación energética que nos llevará a la tan ansiada neutralidad climática en 2050. De hecho, a comienzos del verano, José Ignacio Asensio fue invitado por la Comisión Europea en Bruselas para exponer el modelo guipuzcoano de comunidades y transición energética, considerado como una referencia para fomentar un sistema energético sostenible hacia el medio ambiente y justo hacia todas las personas de la sociedad, al situar a la ciudadanía en el centro de decisión del modelo energético a través del autoconsumo.
A.L. Gipuzkoa se destaca como modelo de transición energética y sostenibilidad. ¿Qué les diría a los lectores de AIRELIBRE que estén pensando acercarse para disfrutar de sus rutas?
¡Que no duden y vengan a disfrutar de un territorio inigualable! Es una satisfacción comprobar cómo repercute positivamente en la ciudadanía el trabajo en pro de la sostenibilidad que venimos realizando desde la Diputación Foral de Gipuzkoa, tanto desde el departamento de medio ambiente como desde el de movilidad y ordenación del territorio. Llevamos años coordinando medidas de sostenibilidad, promoviendo espacios y actividades respetuosas con el entorno, y además disponemos de un medio natural envidiable que mantenemos y mejoramos para aprovecharlo animando a seguir hábitos de vida saludable. La relación directa con la naturaleza mejora la calidad de vida de las personas, y ese es uno de los muchos aspectos en los que incidimos en nuestra gestión foral.
A.L. En Gipuzkoa se vive un ciclismo sostenible no solo gracias a las infraestructuras, sino también al reciclaje de bicicletas. ¿Qué nos puede contar sobre “Birziklatu”?
“Birziklatu” significa “reciclaje” en euskera, y es un proyecto que comenzó hace dos años, en 2020, impulsado por los departamentos de medio ambiente y movilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa, para dar una segunda vida a bicicletas abandonadas o que estén en desuso. Se trata de recuperarlas y ponerlas en valor, de manera que puedan dar un servicio pleno y eficaz. Partiendo de la base de que el mejor residuo es el que no se genera, los modelos de economía circular nos van a ir llevando progresivamente a fabricar productos pensados desde su origen para su reutilización. De momento, con este proyecto actuamos sobre una línea de productos, como son las bicicletas, que tienen generalmente un ciclo de vida lineal y terminan amontonadas en almacenes, garajes particulares o en los centros de recogida selectiva de residuos domésticos.
A.L. “Las bicicletas son para el verano” y parece que tam- bién para el Festival de Cine de San Sebastián, que este año apuesta más que nunca por la sostenibilidad compensando sus emisiones. ¿Cómo lo van a hacer?
El Festival de Cine es ya una referencia y orgullo para Gipuzkoa no solo por su gran trabajo, que goza de repercusión internacional, sino porque es la primera entidad de nuestro territorio que va a compensar sus emisiones. Esto se lleva a cabo calculando su huella de carbono y aportando su equivalente económico al Fondo de Carbono Voluntario de Gipuzkoa, creado por la fundación Naturklima y el departamento foral de medio ambiente. Este fondo se encarga de invertir ese dinero en proyectos para regenerar la funcionalidad de los sumideros de carbono naturales de Gipuzkoa, principalmente bosques y mares. Es complicado que Juliette Binoche y el resto de estrellas internacionales se trasladen hasta San Sebastián en bicicleta –sonríe-, pero el gran esfuerzo que realiza la organización del certamen para posicionarse como un festival internacional climáticamente neutro que calcula, reduce y compensa su huella de carbono, merece una felicitación adicional a la que le corresponde por su gran labor en la ciudad.