El paraíso existe. Y mucho más cerca de lo que imaginaos. Porque para tener la sensación de estar en él, de entregarnos a sus cristalinas aguas en un entorno de salvaje y serena belleza, no hace falta ir a la otra punta del mundo, a los mitificados Mares del Sur. Mucho más cerca, una isla menuda en tamaño (83 kilómetros cuadrados) pero grande en sensaciones, aguarda la llegada de quienes desean huir de la esclavitud del reloj.
Formentera fue la primera apuesta segura en el inicio del desconfinamiento. Un destino slow life que apuesta por la sostenibilidad medioambiental como dinamizadora del crecimiento… y del equilibrio emocional. Con más bicicletas que coches (está incluso restringida su entrada en verano) también tiene más kilómetros de Rutas Verdes (un centenar, repartidos en 32 rutas) que de carretera (una cuarentena) por lo que es ideal para la práctica del turismo activo: a pie o a golpe de pedal.

La menor de las Pitiusas ha hallado el antídoto perfecto a las prisas y el estrés para disfrutar en familia de sus 69kms de litoral, con playas y calas para todos los gustos; como Ses Illetes, siempre entre las top del mundo. Además, son playas sin necesidad de control de aforo pues permiten mantener la distancia social, solo dependiendo de la responsabilidad de cada uno. Y como guinda, una gastronomía Slow Food basada en la cocina tradicional con productos de proximidad. Formentera enamora con los cinco sentidos… ¡y de forma segura!
Más información: www.formentera.es