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16 playas y calas para un verano inolvidable en Roses

Tras varios meses de confinamiento hogareño había ganas de volver a disfrutar del mar. Y para hacerlo con plenas garantías, Roses ha tomado este verano las medidas de seguridad y distanciamiento que convertirán la experiencia en más gratificante si cabe, arropadas por actividades de bienestar como el mindfulness. Para cautivar a los amantes del sol y los chapuzones ofrece nada menos que 9 playas y 7 calas para todos los gustos, desde largas y urbanas… hasta las más bellas y recónditas del Parque Natural del Cap de Creus. Y además, la posibilidad de conocer el nivel de ocupación de estas playas en tiempo real a través de la App Roses Smart. ¡Bienvenidos al Mediterráneo rosense!

Sin dejar de lado sus muchos atractivos patrimoniales -Ciutadella, Castillo de la Trinitat, Castrum visigótico, ruta megalítica…- que son complemento perfecto al “sol y playa” Roses ofrece un amplio y variado repertorio de playas y calas que harán las delicias de familias, parejas o amigos. Roses es la anfitriona perfecta para este verano playero.

Arropando a su majestuosa bahía -reconocida siempre entre las mejores del mundo- hay tres playas urbanas, ideales para padres e hijos: El Rastrell, la más larga, con casi 800 metros; La Nova, de 450 metros, junto al Paseo Marítimo; y La Punta, entre el espigón de la Riera Ginjolers y el puerto deportivo. Un poco más alejadas del centro, hacia el sur, otros dos notables arenales de medio kilómetro cada uno: Salatar y Santa Margarida, muy cerca esta última del Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà.

Tomando rumbo norte, hacia el otro gran parque natural rosense -Cap de Creus- están los Palangrers, de arena y roca, y Canyelles Petites, una playa residencial semi urbana de casi 400 metros. Bonifaci, de arena gruesa, es la antesala de l’Almadrava, una de las más prestigiosas playas rosenses, también residencial y con numerosos servicios, como patines y kayaks para disfrutar de sus cristalinas aguas.

A partir de aquí los Caminos de Ronda son ideales para ir al encuentro de las más recónditas calas, donde practicar submarinismo o snorkel (buceo de superficie)… o descubrir en kayak los fascinantes recovecos de la Costa Brava. El cabo Blanc separa dos coquetas calas: la nudista Murtra y Rostella. Solitarias y salvajes, con piedras y cantos rodados, nada tienen que ver con los finos arenales cercanos al entorno urbano, pero su menos fácil acceso terrestre tiene una vertiente positiva: las previene de la masificación.

Otra diminuta cala, Calis, con fondo marino de gran desnivel, da paso a la mundialmente conocida cala Montjoi, hogar del que fuera durante años mejor restaurante del mundo: El Bulli, de Ferran Adrià. Cerrado en 2011, reabrirá convertido en Fundació. Más pequeña y con arena de grano medio es Calitjàs. Protegida por el imponente cabo Norfeu está La Pelosa, de gran tradición en la zona. La guinda a este periplo playero la ponemos en Jóncols, de aspecto salvaje, escapados acantilados y aguas profundas.

Tentador, ¿verdad?

Más información: http://www.es.visit.roses.cat/descubre/las-playasy- calas/